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A lo largo de estos casi tres años de experiencia enseñando idiomas, tanto a particulares como a empresas, he podido delimitar los diferentes tipos de necesidades que tienen mis clientes. Esto hace que deba proceder como formador siguiendo unas pautas flexibles.
Cinco son los tipos de necesidades que tienen mis clientes.
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Recuperar o aprobar asignaturas de instituto o universidad
Suelen ser personas que, o bien no se les da bien los idiomas pero son brillantes en otras asignaturas, o que necesitan ese empujoncito para sacar la nota que desean.
En estos casos suelo tener fácil la estructura de mis clases, ya que se debe seguir el temario del curso. Tras evaluar qué nivel tiene mi alumno, procedo punto por punto gramatical y le pongo ejercicios hasta que domine cada estructura. Soy partidario de usar medios como YouTube para practicar listenings, o ejercicios de autocorrección online para complementar lo que explico. Por supuesto, doy una introducción teórica para explicar primero cada punto.
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Aprobar un examen de nivel del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (A1, A2, B1…)
Aquí lo importante es conocer bien el contenido de los exámenes DELF, DALF (de francés), Cambridge, TOEFL (de inglés), etc., y trabajar de forma similar que en el punto anterior. Hay alumnos que prefieren reforzar la parte oral y otros, la escrita. No se trata de hacer cientos de exámenes, sino de hacer los suficientes y bien, es decir, centrándose en lo que se suele fallar y reforzarlo. Afortunadamente, hay muchos modelos de exámenes oficiales en la web (aquí, aquí, aquí).
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Mejorar en un idioma por temas laborales
Cuando alguien contacta conmigo por estas razones, por ejemplo, para comunicarse con los clientes de una tienda de ropa, le suelo proporcionar material muy específico y práctico (aunque siempre procuro enseñar la parte práctica del idioma a todos mis alumnos). Se trabaja en estos casos los diálogos en role-playings, y el vocabulario que se vaya a emplear. También refuerzo algunos aspectos gramaticales si lo estimo conveniente.
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Aprender un idioma para el día a día
Procedo de forma muy parecida al punto anterior. Lo importante es que el cliente sepa generalizar lo aprendido en el mundo real y sus situaciones imprevistas, por eso es necesario saber crear estructuras gramaticales correctas, más que repetir frases de memoria.
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Clases de conversación
Este punto engloba a los anteriores. Dependiendo de si es para aprobar una asignatura o usarlas en el día a día, los temas tratados serán definidos: cultura y civilización, comentar un libro; o más abiertos. En el segundo caso suelo utilizar materiales como artículos de prensa actuales, tendencias, etc. Se trata de que el tema suscite interés en mi alumno para que se anime a conversar sobre él.
Un buen procedimiento es comenzar por repetir frases de uso frecuente de forma mecánica, ya sea por drilling o shadowing, y acabar, cuando se tenga cierto dominio, por el que el alumno hable durante unos minutos sobre un tema que conozca (a modo de presentación). En este último caso se mejoran competencias comunicativas como la estratégica (encontrar estructuras equivalentes ante mensajes que no sabemos comunicar con propiedad en el idioma que se esté aprendiendo).
Otros casos
Esto se puede aplicar tanto en la modalidad presencial como online. Esta segunda opción depende de cómo esté estructurado el campus virtual con el que trabaje; pero siempre hay que responder mensajes, resolver dudas del foro, aportar contenidos y corregir exámenes.
Es de vital importancia recoger tanto la retroalimentación inicial como la final del cliente. De esta forma consigo afinar mi metodología para cada caso.
Enseñar: ¿arte o técnica? Diría que un poco de las dos cosas. La clave es ser flexible y adaptarse al 100 % a las necesidades y demandas de los clientes.