En nuestra sección de entrevistas tenemos hoy a Ana Belén Murcia Sánchez, una traductora literaria que conozco del Máster de Traducción para el Mundo Editorial (2012). Fue una alumna ejemplar, le encanta la literatura juvenil, el cine de Pixar y los cómics; y se apunta siempre a todas las quedadas que hacemos los de la clase. Es muy joven, pero está sobradamente preparada y, como buena traductora, sigue formándose. Os dejo con ella.
Biografía
Soy licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Málaga, aunque cursé el último año de carrera en la Universidad Jean Moulin III de Lyon (Francia, 2010). A continuación, realicé el Máster de Traducción para el Mundo Editorial en 2012 (Universidad de Málaga, España). Al acabar, me surgió la oportunidad de traducir varios libros para la editorial Libros de Seda y realizar algunos informes de lectura. Tras este primer paso, decidí completar mi formación para poder trabajar como correctora e hice un curso de corrección profesional. Actualmente sigo esforzándome para sumergirme en el mundo de la traducción editorial, siempre con la misma ilusión. Mis idiomas de trabajo son el francés, el inglés y el español.
Algunas de sus traducciones
- Maeve Regan: furia victoriosa, de Marita Gallman, Libros de Seda, 2016.
- Maeve Regan: furia vampírica, de Marita Gallman, Libros de Seda, 2016.
- Maeve Regan: furia desatada, de Marita Gallman, Libros de Seda, 2015.
Entrevista
Gracias por escogerme para la entrevista, para mí será un gran placer ser secuestrada y responder a todas tus preguntas.
Bueno, creo que los puntos que tienen en común son la temática vampírica y el romance, pero Maeve Regan tiene un tono un poco más adulto, aunque siga estando en el borroso límite de lo juvenil. Las protagonistas de ambas novelas son polos opuestos, Maeve es una chica fuerte, independiente, es la heroína de la saga. Además tiene mal genio y es muy dada al lenguaje soez, pero también es divertida y muy irónica.
Creo que el punto fuerte del libro es que el argumento no se centra en el romance, al contrario que en Crepúsculo (sin infravalorarlo), sino que hay una trama bien construida e interesante que te engancha y hace que quieras saber qué será lo próximo que ocurra.
La verdad es que sí. Creo que es un personaje con el que es fácil sentirse cómodo, sobre todo las lectoras jóvenes. ¿Quién no querría ser una chica independiente, fuerte, con poderes sobrenaturales y heroína de su propia historia?
La mayoría de las veces, las protagonistas de los libros de literatura juvenil suelen ser el personaje «débil» al que salva el chico apuesto, fuerte y valiente. Y no es que nunca queramos ser salvadas, yo confieso ser la primera que también lee ese tipo de historias, pero a veces invertir los papeles no está nada mal y es algo novedoso.
Las chicas también somos heroínas y Maeve Regan viene pisando fuerte (y soltando algún taco que otro) para demostrarlo.
Es cierto que hay una gran mayoría femenina en el campo de la traducción, pero no creo que su talento sea más valorado, sobre todo porque el oficio en general está bastante infravalorado. Aún hay gente que desconoce que sea una profesión, y lo digo por experiencia: «¿Traductora?», «¿Eso es una profesión?», «¿Se vive de eso?».
Traducir en sí, para mí es una motivación. Es una sensación estupenda ponerme a trabajar y pasármelo en grande al hacerlo. No es una obligación, sino un placer. Desde pequeña me ha gustado leer, aunque me aficioné más con 13 o 14 años cuando empecé con Harry Potter, entonces me hice adicta a la literatura juvenil, y además siempre se me han dado bien los idiomas. Por tanto, es una fusión de las cosas que más me gustan.
En mi opinión, es una suerte poder trabajar en lo que te gusta.
Debo admitir que, al principio es un poco caótico, intentas organizarte, pero no sabes cómo. Sin embargo, con la práctica empiezas a ser más ordenada. Yo tengo mi rincón de trabajo, bien iluminado y rodeado de libros, diccionarios, enciclopedias, etc. Aunque hoy en día con Internet se hace de todo, siempre tengo mis diccionarios físicos en mi escritorio.
Mi día de trabajo comienza tras el desayuno (la comida más importante del día, dicen), me siento en mi escritorio, enciendo mi ordenador y abro todos los diccionarios online y recursos que voy a necesitar para mi traducción. A partir de ahí todo es concentrarse y traducir, eso sí, haciendo algún descanso que otro, puesto que no queremos sobrecargar la mente y empezar a cometer errores.
Dependiendo de la extensión del libro, la dificultad y el tiempo de entrega, calculas más o menos las horas que debes dedicarle al día. Con el tiempo vas aprendiendo que más horas no significa más productividad, así que es un aprendizaje continuo y aún me queda mucho por aprender.
Sumergirte en la cultura del país al que vas es una de las cosas más interesantes y que más valoro de la experiencia erasmus. Conoces a la gente, cómo son, lo que nos diferencia, sus tradiciones y, por supuesto, aprendes el idioma de una forma más coloquial. Creo que todo esto ayuda a ser mejor traductor.
Francia me encanta, mi experiencia allí fue fantástica, y quién sabe, tal vez trabajar allí como traductora o correctora podría ser una gran oportunidad, aunque es cierto que no hay nada como estar en casa.
Por supuesto, tengo que nombrar a J. K. Rowling: con ella empecé mi recorrido en la literatura juvenil y traducir una obra suya sería un reto y un placer; o autoras como Cassandra Clare, de la saga Cazadores de sombras. Pero también me gustaría poder traducir a la autora francesa (no tan conocida) Carina Rozenfeld, autora del libro sobre el que hice mi trabajo fin de máster, titulado Les cendres de l’oubli [Las cenizas del olvido].
- La primera característica que debe tener un buen traductor es ser curioso, querer saber, interesarse por diferentes y variados temas, y en general leer mucho.
- Otra es saber investigar, rebuscar y hacer pesquisas cuando te cruzas con algún reto de traducción o dificultad. A veces te encuentras con referencias que, por mucho que busques, la solución aparece en el más recóndito de los lugares.
- Por supuesto, como he explicado antes de forma somera, ser «bicultural» es un requisito importante para convertirse en un buen traductor. Hay que conocer la cultura del país de la lengua de destino, además de la del país de la lengua de origen, si no puedes perderte en la traducción e incurrir en errores imperdonables.
- Creo que la intuición también juega un papel no poco importante, pues, a veces, a la hora de traducir ciertas expresiones o frases enrevesadas, hay que tener cierta picardía, ya que (a pesar de la creencia general) no todo viene en los diccionarios.
- Y por último, y no por ello menos importante, a un buen traductor tiene que apasionarle lo que hace, poner cariño y mimo en su traducción.
Relacionarte con editores y conocer gente de ese mundillo es muy aconsejable, pues te facilitará saber dónde necesitan traductores y tal vez conseguir algún trabajo. Así que hay que moverse por las ferias, seminarios, encuentros, etc. Y tampoco está mal tener una tarjeta de visita que entregarles, porque aunque es posible que el editor al que se la entregues no necesite tus servicios, este puede hablarle de ti a otro que sí.
La verdad es que fui bastante afortunada, gracias a mi directora de trabajo fin de máster supe que en la editorial buscaban una traductora de francés, así que me puse en contacto con ellos y me hicieron una prueba de traducción, les gustó y me ofrecieron la saga Maeve Regan. Acepté encantada y conseguí un primer paso en el mundo editorial.
Bueno, no hace mucho que entregué el último libro de la saga y de momento no me han ofrecido otro proyecto editorial, pero nunca estoy parada: aprovecho para realizar propuestas de traducción de libros que me parecen interesantes y que aún no están traducidos en España, para enviarlas a las editoriales. Además, ahora que la producción de literatura juvenil en Francia, al igual que en España, va en aumento, resulta mucho más fácil y hay una gran variedad. Seguro que muchos de ellos también tendrán éxito en España y espero ser su traductora.
Desde que entré en la carrera (o incluso antes) he tenido claro que quería dedicarme a la traducción, no a la enseñanza. No es algo que me interese, al menos de momento.
Aunque quiero mucho a Maeve y me gusta su forma de ser, tengo que llevarle la contraria en cuanto a los Lucas, porque de ti no puedo desconfiar, jejeje.
Agradecemos la amabilidad y entusiasmo de Ana Belén por hacer crecer este blog con colaboraciones valiosas.
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LinkedIn: Ana Belén Murcia Sánchez