Esta semana tenemos una nueva entrevista (en dos posts, dada la extensión de esta). Se trata de Manuel Nieves, un compañero de profesión que también lo fue de mi clase del Máster en Traducción para el Mundo Editorial de la Universidad de Málaga (2012). Su especialidad es la traducción técnica, la localización y la revisión de textos (entre otras competencias). En sus cuatro años de experiencia ha traducido dos millones de palabras para más de 100 clientes distintos. De origen onubense, le gusta desconectar jugando al FIFA, pasear –ya sea en bici, en patines o andando– y leer cómics. Actualmente trabaja como autónomo en Sevilla.
Biografía
Después de licenciarse en Traducción e Interpretación por la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España) en 2012, cursó el Máster Oficial en Traducción para el Mundo Editorial en Málaga (2012) a la vez que comenzó el Máster en Traducción y Nuevas Tecnologías de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (a distancia). Durante su formación ha trabajado como traductor para el Defensor del Pueblo Andaluz (2012) y en Gengo (de 2011 a 2013). Después trabajó en Málaga en Hermes Traducciones y Servicios Lingüísticos (de 2013 a 2016). En la actualidad trabaja en Sevilla como traductor y revisor autónomo. Entre sus competencias están la programación de apps móviles, manejo de SDL Trados, Xbench, sistemas de evaluación de motores de traducción automática, etc. Habla español, inglés y francés.
Entrevista
Antes que nada, muchas gracias por elegirme para esta entrevista; es un placer participar en tu blog. En cuanto a la primera pregunta, me picó el gusanillo de la traducción ya bien entrado mi primer año de bachillerato, cuando empecé a traducir textos de latín y griego a español. Era una labor complicada pero agradecida, porque veías el resultado de inmediato. Por aquella época aún no tenía muy claro qué quería hacer, pero los idiomas siempre se me habían dado bien y me di cuenta de que traducir era algo que no me importaría hacer durante horas y horas. Pasando a tu segunda pregunta, en estos momentos no lo compagino con ninguna otra actividad profesional porque no me daría tiempo material, aunque quisiera…
Lo más importante es utilizar siempre alguna herramienta TAO; eso sí, no vale cualquiera. Mi preferencia es Trados Studio, pero hay muchas otras muy buenas en el mercado, como memoQ. Las herramientas gratuitas (como Omega T) son adecuadas para aprender lo básico, pero si realmente quieres sacarle partido a tus traducciones, es esencial contar con una que te permita gestionar (mantener, importar, exportar, convertir, etc.) memorias de traducción localmente (es decir, en tu ordenador).
Así siempre podrás cargarlas en una herramienta de gestión terminológica y te podrán servir como un corpus lingüístico en el que realmente podrás confiar. Aparte, muchas herramientas de traducción no propagan automáticamente las repeticiones, lo que es un auténtico dolor de cabeza para los localizadores, especialmente si tienes que hacer algún cambio posterior en un segmento que se repita (porque tendrás que aplicar el cambio en todas las repeticiones para no crear incoherencias).
También resulta muy útil utilizar algún recurso que te facilite la introducción de texto con sugerencias (como los diccionarios de Autosuggest en Studio). Por último, hay que utilizar un buen programa de control de calidad (QA), que te permita automatizar una serie de comprobaciones fijas y variables, así como eliminar falsos positivos que entorpezcan tu labor.
En cuanto a las dificultades, la principal —en mi opinión— es un producto de la globalización: muchas veces los textos están redactados en inglés por personas que no son nativas. Esto conlleva que haya muchos errores gramaticales y semánticos en los textos originales. Lo bueno es que si tienes experiencia en la materia, sueles poder solucionarlo sin tener que ponerte en contacto con el cliente, lo cual tienden a agradecer, porque trabajan con plazos muy ajustados y cualquier retraso en su programación les cuesta dinero.
Después, hay muchas otras. Las coincidencias parciales (fuzzy matches) son una auténtica bendición en muchos casos, ya que acortan los plazos, reducen los costes para los clientes y pueden agilizar la labor del localizador. Sin embargo, hay ocasiones en las que recibes proyectos con coincidencias parciales de traducciones muy antiguas, que no respetan la terminología actual del cliente ni las normas actuales del español, con lo que no puedes aprovecharlos todo lo que deberías.
Efectivamente. Por mi experiencia, tengo claro que la localización es donde más volumen de palabras se mueve en la actualidad. Para desempeñar la labor del localizador con cierta soltura se precisan las habilidades del traductor habitual (conocimientos de los idiomas de origen y destino, y estrategias de traducción y de documentación, entre otras), así como las siguientes:
- Conocimientos informáticos avanzados. No basta con saber un poco de Office y lo básico en herramientas TAO: hay que saber cómo convertir archivos de un formato a otro, navegar por un maremágnum de etiquetas y utilizar herramientas de QA. Además, como se trabajan con distintos programas informáticos (y, peor aún, distintas versiones de estos), hay que tener muy claro que siempre nos vamos a encontrar con problemas. En esos casos, es importante saber o bien cómo solucionar dichos problemas o dónde documentarte para resolverlos.
- Estrategias específicas para la localización de software. La localización del texto de un programa informático tiende a ser una labor bastante ardua para el localizador. Lo habitual es que te encuentres con listas interminables de cadenas de texto muy cortas y apenas tengas contexto. Hay que saber cómo proceder en esos casos, especialmente cuando el propio cliente no puede proporcionarte una respuesta a tiempo.
- Cada cliente exige sus propios requisitos: glosario, guía de estilo, preferencias. En muchos casos, dichos requisitos van en contra de la normativa o del uso habitual, pero si el cliente lo quiere así, debemos adaptarnos a él.
Me temo que lo que se aprende en la carrera no es mucho más que una base. Al menos, ese fue mi caso. Cuando yo empecé ya partía con cierta ventaja porque dominaba Trados Studio y Trados 2007 (en la carrera solo te enseñaban a usar esta última versión, ya prácticamente obsoleta) y porque tenía ciertos conocimientos de HTML y de cómo trabajar con etiquetas.
Una vez que accedí al mercado laboral fue cuando me di cuenta de lo muchísimo que me faltaba por aprender: estrategias de traducción, programas informáticos (no solo las herramientas TAO, sino también Word, Excel y el software de control de calidad), la necesidad de adaptarse a los requisitos de cada cliente, etc.
Así es. La idea inicial era abarcar los errores más habituales en la traducción de videojuegos. Por desgracia, había material para una tesis, así que mi director tuvo la fantástica idea de que nos centrásemos exclusivamente en ese ámbito, porque casi no estaba estudiado. Fue realmente revelador, porque se trata de errores que apenas se notan, pero que pueden conllevar consecuencias desastrosas en determinados contextos.
Por ejemplo, un error habitual es que un redactor inglés se confunda y utilice el punto como separador de los millares, en lugar de la coma (que es la norma): 2.451 (en vez de 2,451). Supongamos que estamos traduciendo un informe de beneficios de una empresa o el manual de instrucciones de un dispositivo médico. Si traducimos «2.451» por «2,451» en vez de «2451». Estaremos cometiendo un error enorme, que podría tener consecuencias desastrosas si no se subsana a tiempo. Es muy importante tener siempre la ORAE a mano y ahora que se puede consultar íntegramente por Internet (http://aplica.rae.es/orweb/cgi-bin/buscar.cgi), no hay excusa para no respetar las normas ortotipográficas.
Cuántas cosas interesantes nos está contando Manuel; tantas, que no caben en un solo post, por eso, lector, te emplazo al viernes para que conozcas la segunda parte de la entrevista. Si quieres seguir a Manuel Nieves en las redes sociales o ponerte en contacto con él, lo podrás hacer en los siguientes enlaces:
LinkedIn: Manuel Nieves Cordero
Correo electrónico: manuel.nieves.cordero@outlook.com